domingo, 29 de mayo de 2011

Videorama

Ufff... por fin encuentro un rato para escribir algo. Vaya semanita he tenido. Trabajo, clases y, como colofón mi hermana mayor, que se nos casa (o recasa) mañana.

Tenía ganas desde hace tiempo de hablaros de este video. Un video que desde que lo vi me impactó muchísimo. Se trata de un tema llamado "Rabbit in your headlight" de la banda británica Unkle.

El tema en sí no es malo, pero a decir verdad no es uno de mis estilos favoritos, aunque reconozco que es muy buena canción. Pero el video... el video es brutal.

Antes de nada, al César lo que es del César. Este video lo descubrí a través de mi amiga Sarita, una mexicana a la que conozco desde el año 2000 y que, hasta ahora nos hemos mantenido en contacto a rachas. A veces desaparecía uno y a veces el otro, pero siempre terminábamos reencontrándonos de nuevo. Y nuestra pena fue que mi viaje a México coincidió con una de esas etapas en la que ambos estábamos desaparecidos, así que no pudimos conocernos personalmente.

Que, por cierto... no se llama Sara... se llama Sarai, pero desde el principio la rebauticé como Sarita, y así me lo acepta y se quedará para siempre.

En fin, que me habló de este video y me lo envió y desde que lo vi capté toda su fuerza y toda su intensidad. Y me llega especialmente porque de alguna forma me siento identificado con el protagonista: un tipo en un túnel, en su mundo o, como decimos en España, a su puta bola. Maldiciendo, rebelándose contra todo, aguantando las embestidas de todo aquel que pretende hacerle daño y que lo observa con una mezcla entre indiferencia y asco pero que, en realidad lo que consiguen es hacerlo más fuerte.

Un tipo que se despoja de todo lo que lo cubre, lo que no le sirve, que se desnuda, y cae. Y cuando parece que no puede más, se vuelve a levantar y sigue caminando hacia su desconocido destino cada vez más fortalecido, ignorándo incluso al único que parece que quiere ayudarle.

Hasta que al final, en su propia desnudez reune toda su fortaleza, sonríe y se siente inmortal.

lunes, 23 de mayo de 2011

¿Cambio real?

Tenía muchas ganas de escribir algo sobre este fenómeno que ha desviado por unos días la atención de los españoles hacia algo que hasta hace muy poquito parecía imposible: que se iniciara una corriente de protesta activa entre, en principio lo más jóvenes y seguido después por una masa heterogénea de personas y de edades, cada cual con sus problemas o sus inquietudes.

Quería esperar al día después de las elecciones para ver el alcance real de tales movilizaciones, aunque visto lo visto creo que aún nos queda mucho por hacer, porque el resultado ha sido más de lo mismo. Se ha castigado al PSOE, lo cual era de esperar, ellos solitos se lo han ganado. Pero la cuestion es ¿cómo se les ha castigado? Pues de la misma forma de siempre, con el otro partido, el PP.

Pero es que no hay más... Esto es lo que hay, bipartidismo, aunque yo entendí este fenómeno de movilizaciones de otra forma. Para mi era una buenísima oportunidad de castigar a ambos. De votar, lo que sea, pero votar. Y sobre todo darle una oportunidad de aparición en el escenario político a otras fuerzas minoritarias que obligaran a los dos más grandes a pactar y a pasar por el aro.

Sin embargo seguimos en lo mismo de siempre. Un día de playa cojonudo que daba flojera ir a votar y una forma de protesta a través de la abstención y del voto en blanco o el voto nulo que en esta ocasión, a mi modo de entender no era la mejor opción. Lo que ha provocado que sólo haya ido a votar menos del 50% de los españoles y que el nivel de abstención, votos en blanco y votos nulos rocen el 48% del voto total. Y asi no...

De todas formas no está nada mal que la gente haya salido a la calle a molestar, porque daño, lo que es realmente daño no se ha hecho mucho. Sin embargo se ha puesto una semillita importante y, sobre todo hemos empezado a creer en nuestra verdadera fuerza, la del pueblo que ha gritado que ya estamos hasta los cojones de tanto mangante. De que casos como el de la Diputación de Castellón, los eres de Mercasevilla, el caso Gürtell y tantos otros pasen sin más, cuando a un simple mortal por el impago de una multa de tráfico nos crujen.


Hartos de la dictadura bancaria, las únicas empresas que pese a la crisis mundial siguen aumentando sus beneficios año a año. Que reciben un dinero (nuestro dinero) del Estado para flexibilizar el crédito y se lo guardan en el bolsillo y si te he visto, no me acuerdo...y no pasa nada...

Hartos de datos como ser el quinto país en el número de coches oficiales en el mundo.



Hartos de los millonarios sueldos de nuestros políticos y de las sumas de dinero en pensiones vitalicias a los ex presidentes y ex ministros.

Hartos de ver como a los funcionarios se les recorta el sueldo, se pasan meses protestando y ni caso. Sin embargo, a los señores eurodiputados se les dice que ya no más viajes en clase bussines, que a partir de ahora habrá que viajar en clase turista para recortar gastos y se monta un cristo de tal calibre que tengan que recular y anular esa decisión...

Hartos de que estos mamarrachos tengan vía libre y que no pase nada. Que tengamos impuestos y precios europeos y sueldos que apenas han subido en los últimos 10 años.

Todas esas protestas están muy bien. Que la gente se movilice de verdad es lo que debíamos haber hecho hace años, y no sólo salir a la calle cuando celebremos algún título futbolero, lo cual veo muy lícito. Pero se me plantea una cuestión: ¿qué bases tienen esas movilizaciones? Y, ¿quienes están a la cabeza? Porque se me antoja que ha sido un poco una improvisación que, para empezar no está nada mal, aunque creo que debe perdurar en el tiempo de una forma realmente organizada para ser de verdad una verdadera fuerza que deje de molestar a la clase política para pasar a tocarle realmente los cojones.



Ha sido curioso ver las diferentes posturas que han ido tomando las fuerzas políticas a medida que iban pasando los días y veían que, no sólo no era algo anecdótico, sino que a la concentración inicial del 15 de mayo se le fue uniendo cada vez más acciones y más ciudades incluso fuera de nuestras fronteras. Y ha sido curioso observar cómo los diferentes medios de comunicación han ido tratando este suceso, sobre todo cuando comenzó a trascender más allá de nuestro país.

Posturas de rechazo e incluso de mofa y de ridiculizar este movimiento por parte del lado más conservador de nuestra política y un intento que yo no terminé de entender jamás de aliarse con esta movilización por parte de lo que se considera el lado más progresista de nuestro panorama político.

Lo que sí quiero alabar ha sido la impecable organización, respeto y seriedad de todos los acampados, sobre todo en Madrid que han estado a la altura de lo que son, gente de principios en oposición a los dirigentes políticos que han querido disuadirlos con la política del miedo y de la represión policial.

Pero eso sí, nuestros señores diputados, alcaldes y demás gente de mal vivir tontos no son. Chorizos y ladrones, si, pero tontos no. Y sabían que un intento de desalojo policial habría sido echarse aún más mierda encima, aparte de una locura por la cantidad de gente que se ha reunido.

Espero y deseo que esto sea sólo el principio y que los que están y los que quieran estar en el futuro sientan que el pueblo estamos detrás respirandoles en la nuca.

lunes, 2 de mayo de 2011

Vuelta a lo cotidiano.

Hoy termino mi periodo de 15 días de vacaciones. Mañana, a las 6:20 de la mañana sonará de nuevo el despertador con esa bella y armoniosa melodía que tengo programada en mi móvil y de nuevo comenzará el ritual de cada mañana: retrasar el despertador 10 minutos más, ir al baño, vestirme, desayunar, sacar al Golfo para que haga sus necesidades y coger el coche para ir a la oficina y de allí irme a la plaza donde el cuadrante me manda.

Así día tras día, mañana tras mañana, con la única novedad de que me he encontrado con la sorpresa de que vuelvo a la plaza de la que nunca quise salir y donde mi trabajo me parece más llevadero.

Por la tarde, pues más de lo mismo. Tras una pequeña siesta para recuperar fuerzas, iré a la casa de las dos niñas a las que les doy clases particulares, las cuales, dicho sea de paso están sacando buenas notas desde que están conmigo.

Y, ¿qué he hecho durante estas vacaciones? Pues no gran cosa. La verdad es que he hecho de todo y no he hecho nada a la vez. Reseñable puede ser el acudir al ensayo de "Agreste", la nueva banda que han montado mis amigos Javi y Miguel, y sentir tras muchos años las sensaciones de un ensayo.

La verdad es que me dieron bastante envidia porque echo mucho de menos el estar dentro de la escena musical. Los ensayos agotadores, los conciertos más agotadores aún y, sobre todo esas magníficas discusiones a gritos con Miguel porque no doblo el bombo como debiera o esa manida frase que aún sigue utilizando de "no estas tocándolo como siempre". Aún no admite que...quizá...el que no lo está tocando como siempre es él...

Por lo demás, pues no gran cosa. Eso sí, el gran beneficiado de todo esto ha sido el Golfo, mi perro, que jamás había estado tanto tiempo conmigo y que nunca había dado paseos tan largos y tan agotadores. Tanto que en más de una ocasión se ha tumbado en el suelo negándose a seguir.


Es muy buena compañía el Golfete. La verdad es que es una responsabilidad, pero no me arrepiento para nada el haberlo adoptado. Muchas veces pienso que ha sido un error, porque a estos bichos se les quiere mucho, y más cuando es tu única compañía y, me duele pensar que, en circunstancias normales le voy a sobrevivir. Y, ¿por qué pienso en esas tonterías? Pues no lo sé, pero a veces se me viene a la cabeza. ¿Ves, Ale por qué te digo que es tan malo pensar? Lo mejor es vivir, sin más, preocupándote de aquello que de verdad tiene importancia, que el resto se capoteará cuando venga y como se pueda.

Lo que me hace volver a mi actual etapa, la de ser práctico. Cada día estoy más convencido que es lo mejor (lo siento Gabriela, aún así espero que me sigas leyendo), o lo más cómodo. Hay que dejarse llevar. Viva la filosofía de vida de Homer Simpson: "Si algo es dificil y duro de hacer, entonces no merece la pena hacerlo".

No llevar esa filosofía a todo su extremo porque los extremos como tales no son buenos, pero sí dejarse ir y bregar con los problemas según nos vayan viniendo, porque vendrán, os lo aseguro.

Así que, casi por primera vez en mi vida no me da pena que se me terminen las vacaciones. La cotidianeidad a veces es un buen remedio para todos aquellos cuya cabeza tiene vida propia y necesitamos calmarla en ciertos momentos. Además, ¡que hay que levantar el paìs, coño!