miércoles, 28 de mayo de 2014

Hasta mediados de septiembre.

Se supone que hoy es un día para estar contento, y de alguna manera lo estoy porque éste último mes de curso ha sido agotador y he podido sacarlo a trancas y barrancas con un cansancio que apenas me dejaba estudiar.

Y se supone que debo estar contento como lo están los niños que ven cercano el fin de curso para vivir cada uno a su manera un verano esperado en el que se pasarán dos meses y medio jugando con los amigos y sin obligaciones de estudios (algunos) y de madrugar.

Sin embargo no lo estoy del todo, porque, tras unos años difíciles, el entrar a estudiar me ha dado una vida que no imaginé. Tanto que, al comenzar el curso mi amigo Juan me preguntó si haría amigos entre mis compañeros de clase y le contesté que probablemente no, porque los veía muy diferentes a mi… gran cagada…

Quizá ahora no, pero estoy seguro de que a medida que pasen los días echaré de menos el ir a clase, el reirme con mis compañeros y los profesores, el protestar entre nosotros por lo duro de uno, o lo duro de otro.

Echaré de menos tener que acudir a Juanjo, nuestro gurú informático siempre dispuesto a echarte una mano con amabilidad para que me aclare dudas que la mayoría de las veces más que dudas son desconocimientos totales.

Echaré de menos las ocurrencias de Antonio que siempre me mira buscando mi complicidad, o las graciosísimas salidas de tono de Alberto que empezó tímido pero ha acabado soltándose la melena.

Echaré de menos a las clases de ISO (Implantación de Sistemas Operativos) para ver cuánto aguanta Rafa (alias “Farruguito”…si, con G de farragoso) sin echar la bronca a Joaquín que cada clase se esmera en tocarle las pelotas más pendiente de su ordenador que de las tediosísimas explicaciones del profesor. Igual que echaré de menos las constantes carcajadas de Guillermo en las clases de FOL (Formación y Orientación Laboral… o más bien, “Aprenda Derecho Laboral en tan solo 6 meses”) con ‘La Señora’ Esther, eso sí, siempre según el Estatuto de los Trabajadores.

Echaré de menos… o, no tanto… a Carlos y esas incomprensibles clases de FHA (Fundamentos de Hardware) sacando números, buses, celdas, frecuencias, slots, y como diría alguna que yo me sé “pikiwikis” en general pero de los que no tenemos que preocuparnos porque ‘¡¡ésto está chupao!!’ Y del que no tenemos dudas sobre qué va a preguntar en el examen porque siempre lo pregunta todo…absolutamente todo…

Y, por supuesto echaré de menos a Francisco, el que ha sido para mi el mejor y más justo profesor que hemos tenido. Profesor de PAR (Planificación y Administración de Redes), el cual empezó pareciéndome un prepotente, pero que con el paso de los meses se ha convertido en alguien al que tengo gran aprecio personal, y eso que no se ha cortado un pelo cuando ha tenido que dejarme en evidencia si ha hecho falta, y siempre admito que ha sido merecido por mi parte.

¿Y qué os digo de mi círculo más personal? Curiosamente todas féminas, uno sabe cuidarse y para ello elige bien de quien rodearse: Fanny, unos días pasota, otros días ufffff…., otros días feliz, otros días chofff, otros días peleada con el mundo, y siempre con grandes maneras de monologuista y su definido estilo personal combinando maquillaje y ropa.

Ana, con ese aspecto dulce y que nunca ha roto un plato, con un corazón enorme, pero con sentencias que dejaría a cualquiera con la moral por los suelos. Y quizá sea eso lo que sorprenda más, que nadie espera que una chica con aspecto tan indefenso sea capaz de sentenciar de la forma que lo hace. Sin hablar de su….vamos a llamarlo… curiosa forma de contestar los mensajes de WhatsApp, porque lo mismo te contesta enseguida, que igual tarda 24 horas en contestarte, o lo hace a las 3 de la mañana.

Y Nuria, de la que ya he hablado. Sin duda mi mejor adquisición del curso. Alguien a quien quiero muchísimo, con la que he compartido ratos muy divertidos, algunos a mi costa (sí, últimamente estás siendo más buena) y que me ha enseñado el valor del esfuerzo, de la constancia y a creer más en mi.

Alguien a quien admiro profundamente por su capacidad de sacrificio y por su capacidad de trabajo y superación, y todo con la humildad de quien no se guarda todo para ella, sino que lo comparte sin condiciones, ayudando a todo el que se lo pide, le caiga mejor o peor, y gracias a ella he podido sacar adelante muchas cosas, sobre todo de números que, si no es por ella, no habría superado.

En definitiva, una amiga de las de verdad, y por muchos años…

Como habéis podido ver, he tenido la enorme suerte de caer dentro de un grupo humano de altísima calidad, donde todos nos ayudamos dentro de nuestras posibilidades y donde no hay ni rencores, ni falsedades, y si las hay se les aparta, porque todos sabemos que un grupo así es un lujo que hay que cuidar.

Y….sí… estoy triste porque hoy se acaba todo eso, pero se acaba tan sólo una tercera parte, porque son tres cursos los que vamos a estar juntos y hemos alcanzado únicamente el primero.

Solamente quedan unos meses para volver a reunirnos, y con la amistad que se ha ido fraguando en éste primer curso juntos, el volver a vernos tantos meses después será motivo de alegría para todos y estoy convencido de que será con la sensación de que tan sólo han pasado unos días.


Como ya dije en su momento, ha sido una vuelta de la esquina maravillosa, que se ha ido tornando en una avenida preciosa de la que no quiero salir nunca, porque para eso pactamos Always.