Se supone que hoy es un día para estar contento, y de alguna
manera lo estoy porque éste último mes de curso ha sido agotador y he podido
sacarlo a trancas y barrancas con un cansancio que apenas me dejaba estudiar.
Y se supone que debo estar contento como lo están los niños
que ven cercano el fin de curso para vivir cada uno a su manera un verano
esperado en el que se pasarán dos meses y medio jugando con los amigos y sin
obligaciones de estudios (algunos) y de madrugar.
Sin embargo no lo estoy del todo, porque, tras unos años
difíciles, el entrar a estudiar me ha dado una vida que no imaginé. Tanto que,
al comenzar el curso mi amigo Juan me preguntó si haría amigos entre mis
compañeros de clase y le contesté que probablemente no, porque los veía muy
diferentes a mi… gran cagada…
Quizá ahora no, pero estoy seguro de que a medida que pasen
los días echaré de menos el ir a clase, el reirme con mis compañeros y los
profesores, el protestar entre nosotros por lo duro de uno, o lo duro de otro.
Echaré de menos tener que acudir a Juanjo, nuestro gurú
informático siempre dispuesto a echarte una mano con amabilidad para que me
aclare dudas que la mayoría de las veces más que dudas son desconocimientos
totales.
Echaré de menos las ocurrencias de Antonio que siempre me
mira buscando mi complicidad, o las graciosísimas salidas de tono de Alberto
que empezó tímido pero ha acabado soltándose la melena.
Echaré de menos a las clases de ISO (Implantación de
Sistemas Operativos) para ver cuánto aguanta Rafa (alias “Farruguito”…si, con G
de farragoso) sin echar la bronca a Joaquín que cada clase se esmera en tocarle
las pelotas más pendiente de su ordenador que de las tediosísimas explicaciones
del profesor. Igual que echaré de menos las constantes carcajadas de Guillermo
en las clases de FOL (Formación y Orientación Laboral… o más bien, “Aprenda
Derecho Laboral en tan solo 6 meses”) con ‘La Señora’ Esther, eso sí, siempre
según el Estatuto de los Trabajadores.
Echaré de menos… o, no tanto… a Carlos y esas
incomprensibles clases de FHA (Fundamentos de Hardware) sacando números, buses,
celdas, frecuencias, slots, y como diría alguna que yo me sé “pikiwikis” en
general pero de los que no tenemos que preocuparnos porque ‘¡¡ésto está
chupao!!’ Y del que no tenemos dudas sobre qué va a preguntar en el examen
porque siempre lo pregunta todo…absolutamente todo…
Y, por supuesto echaré de menos a Francisco, el que ha sido
para mi el mejor y más justo profesor que hemos tenido. Profesor de PAR
(Planificación y Administración de Redes), el cual empezó pareciéndome un
prepotente, pero que con el paso de los meses se ha convertido en alguien al
que tengo gran aprecio personal, y eso que no se ha cortado un pelo cuando ha
tenido que dejarme en evidencia si ha hecho falta, y siempre admito que ha sido
merecido por mi parte.
¿Y qué os digo de mi círculo más personal? Curiosamente
todas féminas, uno sabe cuidarse y para ello elige bien de quien rodearse:
Fanny, unos días pasota, otros días ufffff…., otros días feliz, otros días chofff,
otros días peleada con el mundo, y siempre con grandes maneras de monologuista
y su definido estilo personal combinando maquillaje y ropa.
Ana, con ese aspecto dulce y que nunca ha roto un plato, con
un corazón enorme, pero con sentencias que dejaría a cualquiera con la moral
por los suelos. Y quizá sea eso lo que sorprenda más, que nadie espera que una
chica con aspecto tan indefenso sea capaz de sentenciar de la forma que lo
hace. Sin hablar de su….vamos a llamarlo… curiosa forma de contestar los
mensajes de WhatsApp, porque lo mismo te contesta enseguida, que igual tarda 24
horas en contestarte, o lo hace a las 3 de la mañana.
Y Nuria, de la que ya he hablado. Sin duda mi mejor
adquisición del curso. Alguien a quien quiero muchísimo, con la que he
compartido ratos muy divertidos, algunos a mi costa (sí, últimamente estás
siendo más buena) y que me ha enseñado el valor del esfuerzo, de la constancia
y a creer más en mi.
Alguien a quien admiro profundamente por su capacidad de
sacrificio y por su capacidad de trabajo y superación, y todo con la humildad
de quien no se guarda todo para ella, sino que lo comparte sin condiciones,
ayudando a todo el que se lo pide, le caiga mejor o peor, y gracias a ella he
podido sacar adelante muchas cosas, sobre todo de números que, si no es por
ella, no habría superado.
En definitiva, una amiga de las de verdad, y por muchos
años…
Como habéis podido ver, he tenido la enorme suerte de caer
dentro de un grupo humano de altísima calidad, donde todos nos ayudamos dentro
de nuestras posibilidades y donde no hay ni rencores, ni falsedades, y si las
hay se les aparta, porque todos sabemos que un grupo así es un lujo que hay que
cuidar.
Y….sí… estoy triste porque hoy se acaba todo eso, pero se
acaba tan sólo una tercera parte, porque son tres cursos los que vamos a estar
juntos y hemos alcanzado únicamente el primero.
Solamente quedan unos meses para volver a reunirnos, y con
la amistad que se ha ido fraguando en éste primer curso juntos, el volver a
vernos tantos meses después será motivo de alegría para todos y estoy
convencido de que será con la sensación de que tan sólo han pasado unos días.
Como ya dije en su momento, ha sido una vuelta de la esquina
maravillosa, que se ha ido tornando en una avenida preciosa de la que no quiero
salir nunca, porque para eso pactamos Always.