martes, 26 de julio de 2011

El primer ídolo



"Bienvenidos", así comenzaba un directo que, por influencia de mi hermana mayor me llamó muchísimo la atención.

Era, quizá la primera macrogira que un artista español emprendía por aquel verano de 1982, aunque no llegó hasta mis oídos hasta el verano siguiente, el del 83. Un verano que pasé junto a mis primos en Salobreña, provincia de la Granada natal de Miguel Ríos, mientras mis padres se ocupaban del traslado de nuestra residencia desde Sevilla hasta Málaga, ciudad donde llevo viviendo desde hace ya 28 años.

Lo pasé bien ese verano, entre músicas, piscina, alguna que otra excursión al pueblo y mucho fútbol y tenis (igual que ahora, que no me muevo ni aunque me empujen). Amistades como la del chico que vendía helados en el puesto junto al campo de fútbol y la de una familia alemana que veraneaba junto a nosotros cuyo hijo menor se llamaba Olga. Nombre que a mi me tenía muy desconcertado, porque en España, Olga es nombre de mujer.

Pues en ese verano aparecieron mis primeras inquietudes musicales. Y más concretamente, mis primeras inclinaciones hacia el rock, porque, mientras mis primos escuchaban el "Hoy no me puedo levantar" y el "Barco a venus" de Mecano, yo me sentía mas atraido por las guitarras distorsionadas de temas como "Banzai" o "Un caballo llamado muerte".



El ritual era siempre el mismo: terminábamos de comer, hacíamos la siesta obligada para que los niños dejáramos de dar el coñazo a los padres y, mientras mis primos leían, jugaban o se iban a escondidas a la piscina, yo me quedaba cada día a darle mi repaso a ese casette que reproducía ese directo que me tenía embelesado. Así, día tras día. En un reproductor que ni siquiera era stereo y que, ahora me sonaría a lata, pero que en aquel momento me descubría cosas que hasta ese momento no había conocido.



Mi gran deuda: no haberlo visto nunca en directo. Y me temo que me quedaré con las ganas, porque en estos momentos Miguel Ríos está haciendo una gira de despedida (no está mal, ya tiene 67 años...) el "Bye bye Ríos" y, a no ser que se produzca un milagro, no podré verlo, porque lo más cerca que me pilla es Sevilla (donde será precisamente su último concierto) y no están las cosas ahora para hacer gastos.

Estuve a punto. Es más, tenía mi entrada en la mano e, incluso llegué al recinto donde se celebraba el concierto, pero un fallo en la organización que vendió mas entradas de las que realmente se podían no me permitieron cumplir ese deseo. Porque llegué a entrar, pero era tal la acumulación de gente que sólo pude escuchar algo desde los pasillos del recinto estando ¡en tercera fila! Así que, con un cabreo monumental decidí irme.

Así que esos fueron mis orígenes musicales. Y la de otros tantos, porque gran parte de los grupos de rock españoles posteriores no han ocultado nunca la gran influencia que tuvo Miguel Ríos en ellos.

Los primeros grupos de rock duro españoles de los 80 y alguno que otro que aún sigue en activo como los Pereza o M-Clan han declarado públicamente en más de una ocasión la influencia que han tenido en sus múscas el artista granadino, tal como se demostró en un excelente disco de homenaje publicado hace escasos años.

lunes, 25 de julio de 2011

Comenzamos la lista.

Lo prometido es deuda, y aquí estoy el lunes empezando este proyecto que aún no tengo ni idea de cómo desarrollar, por lo que he decidido dejarme llevar y hacerlo según me vaya apeteciendo. Eso sí, vuelvo con otro diseño de blog porque el anterior no me terminaba de gustar y es tanto el aburrimiento que llevo encima que decidí darle otro aire, aunque no sé si será el diseño definitivo porque, aunque me gusta más que el antiguo, no me termina de convencer.

Para la lista de canciones voy a tener en cuenta la idea de mi amigo Ale, que me sugirió proponer una canción por día. No me parece mala idea, lo que pasa es que dándole vueltas al tema sé que no será sólo una diaria, porque cuando empiece a escribir sobre una canción en particular estoy seguro de que esa me llevará a otras.

En fin, que no tengo ni repajolera idea de cómo saldrá esto, pero salir, saldrá seguro.

Tenía ya en mente cual sería la primera canción en comentar y proponer, pero los acontecimientos me han hecho cambiar esa idea inicial y me siento en la obligación de escribir hoy sobre una artista que tenía pensado incluir en mi lista, pero más adelante. Y esa no es otra que la autodestructiva Amy Winehouse.

Su muerte no ha sido una noticia que haya pillado a nadie por sorpresa. Tanto es así que su propia madre así lo ha dicho a la prensa, que su muerte era cuestión de tiempo.

Una pena, porque las veces que esta chica estaba bien, pocas veces, sobre todo en los últimos años,era una maravilla oirla cantar un soul puro, con una voz muy particular, muy propia de este estilo que a un servidor le encanta.



Se une a un "selecto" club de jóvenes músicos de vida corta pero intensa: el club de los 27. El club de los fallecidos con esa edad, como fueron Brian Jones, guitarra de los Stones (ahogado en una piscina), Kurt Cobain por suicidio, Janis Joplin por sobredósis de heroína, Jimi Hendrix ahogado en su propio vómito (al menos éste murió alimentado) o Jim Morrison por supuesto fallo cardiaco súbito.

¿Pacto con el diablo? Bueno, eso se dice, aunque más bien creo que se dice para alimentar aún más la leyenda rebelde de estos músicos. A no ser que pacto con el diablo y vida de excesos sean dos conceptos que signifiquen lo mismo.

Heredera del soul más clásico de finales de los 50, de figuras de la talla de Sam Cooke, Marvin Gaye, Otis Redding, o del blues de Billie Holiday tan influyentes en la escena musical británica, nos brindó una obra de arte en forma de disco con "Back to black", su segundo trabajo de estudio. Y éramos muchos los que esperábamos nuevo material aunque conscientes de que eso sería muy difícil viendo el camino que estaba tomando la cantante londinense.

Una pena, porque de nuevo el descontrol de la fama nos deja sin un verdadero valor musical.

viernes, 22 de julio de 2011

Preparaos...

Llevo un tiempo con una sequía creativa importante y preocupante, porque le doy mil vueltas a la cabeza sobre qué escribir y no me surge nada que me resulte interesante.

No sé si es resultado de "las calores" que estamos sufriendo o que me he dejado llevar por la apatía resultante de tener todo el tiempo del mundo a mi disposición porque, para los que no lo sepáis, desde finales de junio soy uno más de la inmensa lista de desocupados de este país, situación que espero quede resuelta en unos meses. O, al menos así me lo han prometido.

He hecho una lista de cosas a modo de propuestas de año nuevo para hacer y tener el tiempo ocupado, pero como tales propuestas, uno lo va dejando para mañana o, como suele pasar "el lunes empiezo, lo prometo". El caso es que los lunes van pasando y no empiezo nunca. Pero lo haré, confío en mi... que si no confío yo, ¿quién lo va a hacer?

Así que, como mi cabeza ha entrado en modo ahorro de energía, he tirado por el camino más fácil: la música.

Y he pensado.. ¡coño!, ¿por qué no hago una lista de aquellas canciones que de una forma u otra han supuesto o han influído algo en mi vida?

En una primera fase pensé que, quizá me supondría mucho trabajo, porque tantas músicas, tantas canciones, tantos estilos diferentes escuchados en mi cuarentena (y uno) dificultaría limitarlo a una simple lista.

El segundo problema que se me planteó fue que el modo ahorro de energía mental me estaba limitando escoger las canciones.

Pero cuando por fin me he puesto a recordar y elegir me he encontrado con el peor problema, y éste no es otro que he ido haciendo una lista y es interminable porque, para colmo mi idea es la de, no sólo poner las canciones en una simple lista, sino explicar el motivo por el que las elijo. Por tanto me encuentro con un problema de cantidad y densidad.

Pero como no se me ocurre otra cosa, lo voy a hacer, pero no todo de una vez, sino por entregas. Aún no sé si de diez en diez o de veinte en veinte. Y si enmedio de tales listas se me ocurre algún otro tema sobre el que escribir, lo haré. Mientras tanto de esta forma me entretengo elaborando unas listas más o menos coherentes (todavía no sé bajo qué criterios ordenaré las canciones) y aquellas almas caritativas que queráis opinar y/o proponer, pues lo podáis hacer.

El lunes empiezo, lo prometo.

lunes, 4 de julio de 2011

De concierto

Carmen París es de esas artistas que sabes que no te van a defraudar. Como realmente así fue en un concierto íntimo en un pequeño teatro en el que el escenario está al mismo nivel que la primera fila y a, escasamente dos metros de separación entre público y músicos, lo que posibilita una unión más palpable entre ambos.

La París, como ella se autodenomina en muchas ocasiones no es una gran conocida, lo cual me sorprende muchísimo. No sé si afortunadamente o por desgracia. Supongo que para ella supondrá algo de cada cosa porque tendrá el bolsillo menos lleno que las megaestrellas, pero se puede permitir el lujo de caminar por la calle como una persona anónima más.


Aunque da cierta rabia que entre los top de ventas haya tanta bazofia mientras que artistas de la calidad compositora y de la valentía de la París sea algo que sólo escuchamos gente “rarita”.

Claro, que si a un simple mortal tú le explicas que esta chica lo que hace es fusionar la jota aragonesa con otros ritmos y sonidos del mundo, incluído un chotis madrileño, lo más normal es que tu interlocutor te mire con cara de “¿qué me estás contando?” “¿qué mierda es esa?”.

Pero así es. Esa es parte de la valentía de esta mujer, el atreverse a fusionar algo tan intocable como partituras enraizadas dentro del folclore popular de su tierra (Aragón) con otros ritmos, otros sonidos igualmente extraídos de sus raíces folclóricas para demostrarnos a todos que, si se hace de forma natural y con el alma, la música es eso, música en todas las partes del mundo. Y, como conjunto de notas musicales conectadas entre sí por el sentimiento, son susceptibles de ser hermanadas dando resultados muy bellos.

Como bien dice ella, pasó con el flamenco, donde los más puristas pusieron el grito en el cielo cuando aparecieron nuevas formas de sentirlo. Y le pasó a ella, cuando, tras su primer disco “Pa’ mi genio”, los críticos musicales de su región la pusieron a caer de un burro para después callar sus bocas en un segundo trabajo magistralmente titulado “Jotera lo serás tú”.



Pues volvamos al concierto.

Un teatro Echegaray, en el centro histórico de Málaga, maravillosamente renovado (era una vergüenza mantener cerrado tantos años una maravilla así), completamente lleno de un público tan cercano a la artista que se podía mantener una conversación con ella, como de hecho una señora intentó.

Con un público que a mi me llamó la atención, por la edad. Quizá mayor de lo que yo esperaba para ser seguidora de la compositora maña, pero entregado y emocionado desde un principio ante la maravillosa ejecución de cada uno de los temas con una personalísima voz y un piano como únicas armas, a excepción de un solo tema, el primero en cantar que lo hizo acompañada de un djembé.



Pero solos los dos. Carmen París y nosotros, el público, que íbamos descubriendo una a una cada canción gracias a las introducciones que la propia Carmen nos iba relatando para explicarnos con un gran sentido del humor y mucha ironía cual era el sentido de cada melodía y el origen de cada una de las letras.

Teniendo siempre presente sus orígenes. Sus orígenes, no sólo territoriales, sino también familiares, porque en casi todas sus composiciones aparecía una referencia a sus abuelos o sus padres lo que, a nuestro modo de entender (mi modo y el de Isa, mi maravillosa acompañante) la hacía más entrañable y más cercana.

Mucha dosis de folclore popular, con la jota aragonesa como hilo conductor, porque, tal y como ella nos explicó, “la jota es la madre del cordero [sic]” . Primero fue la jota y el resto vino después. Pero sobre todo mucho alma, mucha calidad, muchas dosis de humor y retalitos jazzísticos para rematar la faena.

Un enorme placer, Carmen.