lunes, 4 de julio de 2011

De concierto

Carmen París es de esas artistas que sabes que no te van a defraudar. Como realmente así fue en un concierto íntimo en un pequeño teatro en el que el escenario está al mismo nivel que la primera fila y a, escasamente dos metros de separación entre público y músicos, lo que posibilita una unión más palpable entre ambos.

La París, como ella se autodenomina en muchas ocasiones no es una gran conocida, lo cual me sorprende muchísimo. No sé si afortunadamente o por desgracia. Supongo que para ella supondrá algo de cada cosa porque tendrá el bolsillo menos lleno que las megaestrellas, pero se puede permitir el lujo de caminar por la calle como una persona anónima más.


Aunque da cierta rabia que entre los top de ventas haya tanta bazofia mientras que artistas de la calidad compositora y de la valentía de la París sea algo que sólo escuchamos gente “rarita”.

Claro, que si a un simple mortal tú le explicas que esta chica lo que hace es fusionar la jota aragonesa con otros ritmos y sonidos del mundo, incluído un chotis madrileño, lo más normal es que tu interlocutor te mire con cara de “¿qué me estás contando?” “¿qué mierda es esa?”.

Pero así es. Esa es parte de la valentía de esta mujer, el atreverse a fusionar algo tan intocable como partituras enraizadas dentro del folclore popular de su tierra (Aragón) con otros ritmos, otros sonidos igualmente extraídos de sus raíces folclóricas para demostrarnos a todos que, si se hace de forma natural y con el alma, la música es eso, música en todas las partes del mundo. Y, como conjunto de notas musicales conectadas entre sí por el sentimiento, son susceptibles de ser hermanadas dando resultados muy bellos.

Como bien dice ella, pasó con el flamenco, donde los más puristas pusieron el grito en el cielo cuando aparecieron nuevas formas de sentirlo. Y le pasó a ella, cuando, tras su primer disco “Pa’ mi genio”, los críticos musicales de su región la pusieron a caer de un burro para después callar sus bocas en un segundo trabajo magistralmente titulado “Jotera lo serás tú”.



Pues volvamos al concierto.

Un teatro Echegaray, en el centro histórico de Málaga, maravillosamente renovado (era una vergüenza mantener cerrado tantos años una maravilla así), completamente lleno de un público tan cercano a la artista que se podía mantener una conversación con ella, como de hecho una señora intentó.

Con un público que a mi me llamó la atención, por la edad. Quizá mayor de lo que yo esperaba para ser seguidora de la compositora maña, pero entregado y emocionado desde un principio ante la maravillosa ejecución de cada uno de los temas con una personalísima voz y un piano como únicas armas, a excepción de un solo tema, el primero en cantar que lo hizo acompañada de un djembé.



Pero solos los dos. Carmen París y nosotros, el público, que íbamos descubriendo una a una cada canción gracias a las introducciones que la propia Carmen nos iba relatando para explicarnos con un gran sentido del humor y mucha ironía cual era el sentido de cada melodía y el origen de cada una de las letras.

Teniendo siempre presente sus orígenes. Sus orígenes, no sólo territoriales, sino también familiares, porque en casi todas sus composiciones aparecía una referencia a sus abuelos o sus padres lo que, a nuestro modo de entender (mi modo y el de Isa, mi maravillosa acompañante) la hacía más entrañable y más cercana.

Mucha dosis de folclore popular, con la jota aragonesa como hilo conductor, porque, tal y como ella nos explicó, “la jota es la madre del cordero [sic]” . Primero fue la jota y el resto vino después. Pero sobre todo mucho alma, mucha calidad, muchas dosis de humor y retalitos jazzísticos para rematar la faena.

Un enorme placer, Carmen.

2 comentarios:

  1. ¡WOW! Tendrá que pasarme algo de esta mujer, y pronto. Ese vibratto suyo me desgarró de gusto el tímpano

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  2. Realmente tiene una voz y una forma de concebir la música muy especial.
    Estoy seguro de que en México tienes posibilidad de encontrar sus discos, Sarita.
    Mientras tanto, pasate por el you tube, que hay muchas cositas de ella.
    Besitos.

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